Las reflexiones que encontramos en el blog de Julen son siempre excelentes, te ayudan a pensar y su lectura diaria es como un ejercicio de gimnasia mental. Recientemente comentaba sobre la prestigiosa escuela de negocios de DBS y sus observaciones ponÃan de manifiesto los cambios generacionales que estamos viviendo y de los que ya no se libran ni siquiera organizaciones como la que comentamos.
Doy por supuesto que la realidad compleja que nos rodea está compuesta de múltiples factores que se influencian mutuamente. ApostarÃa a que uno de ellos estará relacionado con algo que leà respecto a los estudios de psicologÃa y la constatación del vÃnculo existente entre emoción y cognición.
En 1923, el dr. Joseph Capgras describió el caso que denominó “ilusión de sosiasâ€, un delirio en el que el paciente ve a personas cercanas como farsantes porque piensa que no son auténticos, sino dobles perfectos del amigo o del familiar verdadero. Este sÃndrome revela en particular cuán equivocada iba la psicologÃa durante siglos al excluir las emociones de su objeto de estudio.
También recuerdo haber leÃdo al admirado Eduard Punset hablando de competencia emocional y su importancia en el proceso de toma de decisiones. Como sabemos, el proceso de toma de decisiones es fundamental en cualquier empresa.
Según Wikipedia, las competencias emocionales son la empatÃa, la auto-consciencia, la auto-regulación y la socialización. Atendiendo a esta referencia, debo decir que en el sector turÃstico se está hablando de este tema desde el momento en que se reconoce la progresiva necesidad de empatÃa a medida que las empresas se preocupan de cubrir necesidades que se encuentran en las partes altas de la pirámide de Maslow. Marcos Alonso tuvo la habilidad y el buen criterio de reflejarlo estupendamente en un gráfico que bautizó como “Pirámide de Malonsoâ€.
De acuerdo, sabemos que necesitamos las competencias emocionales, pero ¿cómo las incorporamos? Punset hablaba de la necesidad de incorporar la competencia emocional en la educación desde la infancia. «No puede ser que a mi nieta de ocho años nadie le haya dicho lo que es saber ponerse en lugar del otro. Entiendo que no sepa lo que es la empatÃa -menuda palabreja-, pero que sepa lo que es saber ponerse en lugar del otro, si no, no habrá convivencia posible», comenta en su blog.
Es decir, que se trata de algo que debemos asumir toda la sociedad. Hemos creado (o mejor dicho estamos creando dÃa a dÃa) un mundo donde la verdad es racional y objetiva, donde lo importante es lo racional, mientras que todo lo emocional y subjetivo se descarta.
Hay quien ha pensado que si en las empresas se añade más cantidad de personas con competencias emocionales, el problema se corregirá. Pero no es tan sencillo.
Me temo que el tema no es tanto la cantidad como el ser conscientes de su importancia, pues sólo asà lo transmitiremos con nuestro comportamiento. Los niños saben, por ejemplo, que el verdadero peligro no es aquél sobre el que les avisamos, sino aquél del que les rescatamos y les evitamos. Habrá que dar importancia a las competencias emocionales a la hora de actuar, porque lo que alguien hace cuenta mucho más que lo que dice.
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Una idea que se me ocurre es que quizá no se trate tanto de enseñar «competencias emocionales» cuanto de experimentarlas y buscar el autoanálisis. Me refiero a que la experimentación parece fundamental para «asimilar» sea lo que sea esto.
Pues me parece muy buena idea, Julen.
Actualización: En relación a lo que comenta Julen, la experimentación y el autoanálisis, colgué el vÃdeo de la experiencia del profesor Toshiro Kanamori, pues me pareció una experiencia ejemplar: https://carmepla.com/es/2008/11/24/las-emociones-que-comporta-aprender/.
Hola Carme:
he llegado a tu blog a través de una serie de enlaces y veo que entre los muchos temas que te interesan está el de la competencia emocional. Hace un mes he iniciado un blog titulado La Inteligencia de las Emociones que precisamente trata sobre estos temas.
Si alguna vez te asomas a él serás bienvenida.
Fins aviat,
Josep
Hola Josep,
M’alegra molt descobrir el teu bloc.
M’hi subscric i aniré passant.
Grà cies!
Carme