El año pasado decidà darme un respiro en la carrera de turismo. El penúltimo semestre habÃa ido bastante agobiada con las entregas y para el último semestre decidà matricularme sólo de dos asignaturas, para poder bajar un poco el ritmo… pero resultaron dos asignaturas de mucho trabajo con lo que en realidad me agobié igual. Decidà parar y darme un poco de tiempo antes de continuar.
Pero un año después me encuentro con un bajón y sin suficiente motivación para reanudar los estudios. ¿Será que mi ritmo natural es asà de lento? ¿O quizá será mejor que pase directamente a la acción confiando en que la motivación llegará después?
A decir verdad, casi ni me acordaba cuando ayer contactó conmigo mi tutora Sole, que es estupenda, un encanto, y todos los alumnos la adoramos. Me invitó a entrar en el aula, me informó del periodo de matrÃcula y me comentó que la diplomatura está a punto de extinguirse. Esto último me ha parecido un motivo importante, asà que me he decidido, no voy a esperar más energÃa y voy a matricularme a partir del próximo 9 de julio 🙂
Me he terminado de decidir del todo tras traducir un artÃculo que Jonathan Mead ha publicado en Zen Habits sobre la necesidad de relativizar la importancia de la motivación. Como probablemente hayáis adivinado, se trata del artÃculo de sharismo sincronizado que ha elegido Alfonso para esta ocasión y del que publica al mismo tiempo su versión en Yoriento.
Why Motivation Doesn’t Really Matter
Article by Zen Habits contributor Jonathan Mead; follow him on twitter.
¿Alguna vez habéis querido hacer algo, pero simplemente no estabais suficientemente motivados para hacerlo?
Este es siempre mi primer motivo para no pasar a la acción, y estoy seguro de que probablemente también será el vuestro. Si no estáis motivados, simplemente no tenéis la energÃa o el impulso para hacer lo que tenéis que hacer ¿verdad? Bastante simple.
Pero aquà hay tres de los mayores problemas que surgen por pretender estar altamente motivados todo el tiempo:
- Quizá no te importa realmente lo que estás haciendo. Quizá no importa en realidad y te estás forzando a hacer algo que no quieres hacer. En este caso, tu falta de motivación es tu subconsciente que te dice «esto no es importante» o «esto no se alinea con mis valores.â€
- La energÃa llega en oleadas. Y del mismo modo que cada ola tiene su cresta, también tiene una depresión. A veces tu nivel de motivación será como un tsunami arrollador. En otras ocasiones, será un flujo estable. Son ritmos naturales y seguir estos ritmos es importante, porque si no lo haces, te quemarás.
- A veces no te animarás antes de pasar a la acción, pero te sentirás bien después de haberlo hecho. Pongamos por ejemplo hacer ejercicio. Mucha gente teme o aborrece hacer el esfuerzo de sudar la camiseta. No están motivados a priori, al menos no lo suficiente para romper la resistencia mental ante el trabajo. Pero se sienten sensacionales cuando han terminado el ejercicio. Por lo tanto, a veces no puedes confiar en tener una alta motivación a priori, a veces hay que confiar en que la motivación llegará después.
¿Quiere esto decir que la motivación no es importante? No, sigue siendo importante y juega su papel. Pero demasiado a menudo resulta fácil caer en la trampa de pensar que hay que estar totalmente entusiasmados por algo antes de hacerlo.
No vas a tener siempre un entusiasmo total.
Y está bien. Es lo que se llama seguir tu ritmo natural.
El motivo por el cual empecé a considerar este modo diferente de abordar mis objetivos fue porque las soluciones tÃpicas de motivación no funcionaban para mÃ. A veces funcionaban y otras no. A veces visualizar el éxito era muy motivante y otras simplemente fracasaba tontamente. Sólo cuando me permità dejarme ir, el éxito me llegó de forma más fácil.
Lo admito, esto puede parecer difÃcil al principio, pero es cuestión de confianza. Tienes que confiar en tu auténtico ser para decirte cuando es hora de pasar a la acción y cuando lo es para sólo estar.
Aquà tenemos algunos ejemplos para practicar este modo no-competitivo de manifestar tus deseos:
- Practica escuchar tu intuición. Muchos de nosotros tendemos a cuestionar la validez de nuestra intuición. Favorecemos nuestra mente racional y su método de explicación seguro y lógico. Nuestra mente intuitiva, sin embargo es igual de válida. Tal como dijo Einstein una vez “La mente intuitiva es un don sagrado y la mente racional es un sirviente fiel. Hemos creado una sociedad que honra al sirviente y ha olvidado el don.†Aprende a honrar tu don intuitivo practicando el hacerte preguntas y escuchando la respuesta que te das sin intentar deducir la respuesta lógicamente.
- Tómate el tiempo de preguntarte qué quieres realmente. A menudo queremos adherirnos a la consecución de nuestros objetivos y olvidamos escuchar lo que realmente queremos. En lugar de crear objetivos como medio de satisfacer nuestros deseos, nos convertimos en esclavos de ellos. Siempre que sientas que tu objetivo te está frenando, pregúntate “¿Qué quiero en realidad?†y escucha en silencio la respuesta que recibes.
- Acepta que no estarás siempre locamente motivado. Si esperas a estar increÃblemente motivado pasar a la acción, estás poniendo mucha presión en ti mismo. Es mejor aligerar la presión permitiéndote estar medianamente interesado o incluso en un estado de temor. Al permitirte estar en este estado haces que sea más fácil moverte y continuar porque ya no te estás resistiendo. Cuando te resistes al estado en que estás, lo perpetúas.
- Conéctate a tu flujo. Todos tenemos momentos en que somos más creativos o tenemos más energÃa, y todos tenemos momentos en que nos apetece descansar o recargar. Para algunos de nosotros, esos recesos y flujos pueden darse en ciertos momentos del dÃa, para otros se darán de forma totalmente aleatoria. La clave está en poner atención y explotar esos flujos de energÃa. Cuando pasas a la acción volcándote totalmente estás lleno de energÃa y al permitirte relajarte cuando estás en un estado de calma, te respetas y te honras a ti mismo. Cumplirás más cosas siguiendo tus ritmos naturales que tratando de forzarte a ti mismo.
Hay un momento para ser productivo y hay un momento para descansar. Del mismo modo que en la naturaleza hay un momento para la actividad y la vida nueva en primavera, y hay un momento para descansar y retraerse al interior en invierno.
Igual que la naturaleza sabe que su crecimiento perpetuo es insostenible, nosotros tenemos que darnos cuenta de que esperar ser productivos todo el tiempo nos puede llevar a quemarnos o a ser menos productivos.
Puede que sea hora de que empecemos a escuchar nuestros cuerpos. Pienso que cuanto más seguimos el modo de actuar de la naturaleza, más inteligentemente vivimos.
Enhorabuena, Carme, he visto el post en Yoriento, francamente bueno.
En ocasiones nos agobiamos demasiado por exceso de responsabilidad, y no seguimos nuestros ritmos, con lo cual al final es totalmente contraproducente, no hacemos lo que tenÃamos que hacer, no logramos terminarlo, o lo hacemos tarde y mal…
También es cierto que a veces utilizamos eso como excusa para no empezar, y si lo hacemos, vamos motivándonos sobre la marcha, y al final terminamos muy satisfechos, pasa mucho a la hora de hacer deporte, por ejemplo.
Yo creo que en muchas ocasiones es posible discernir entre ambos estados, cuando no debemos intentarlo y cuando sÃ…
Por cierto, me gustó mucho la frase de Einstein, un genio no sólo en la FÃsica…
Un saludo
Pablo RodrÃguez
Sà que era un genio este tal Einstein, sà 🙂 Y lo que dice parece muy lógico, pues es mucho más socializable la razón, mientras que la intuición es totalmente personal e intransferible. La primera representa el apoyo del grupo, mientras que con la segunda se encuentra la persona sola. Pero ambas forman parte de nosotros.
En cuanto a la motivación, intentaré hacerte caso y discernir entre los dos estados que comentas 😉
Muchas gracias por tu comentario.
Un placer compartir contigo, compañera.
El placer es mÃo. Muchas gracias, maestro Jedy 🙂
Pues eso..La motivación no puede ser imitada ni enlatada como si se tratara de algo “standardâ€, pues al igual que somos diferentes por el sólo hecho de ser humanos, también tenemos ritmos y flujos de motivación diferentes. Creo que mucho tiene que ver con encontrarnos a nosotros mismos mientras dejamos de fijarnos en lo que hacen los demás, y cuando digo encontrarnos me refiero a encontrar esos pequeños detonadores que estimulan nuestra motivación, sólo hay que analizar “qué†nos ha motivado en el pasado y ya podemos empezar a descubrir nuestros motivantes interiores. Al menos a mà me ha funcionado asÃ.
SM
De acuerdo con que no es algo «standard», pero también hay que admitir que tiene las dos vertientes, no sólo la interior. Miremos el ejemplo de la introducción del post, miremos lo que ha hecho mi tutora: en su conversación no hay ninguna alusión directa a mi motivación intrÃnseca sino que me invita a una acción de pequeño esfuerzo, como entrar en el aula y ver a los compañeros conversando. Dudo mucho que eso lo haya hecho sólo conmigo, apuesto a que lo hace con muchos otros alumnos y apuesto a que le da buenos resultados en general. Aunque la decisión final tiene que tomarla cada persona, evidentemente.
Un honor tu visita, SM, y un placer conversar.
Es cierto Carme, hay estÃmulos exteriores y la introducción que comentas es un buen ejemplo. No obstante, ¿cómo podemos saber si esa motivación externa fue el verdadero detonante? Si alguien no reacciona a ese estÃmulo exterior o si es inmune a éste, ¿cómo saber si el motivante ha sido interno o externo?.
Perdona el rollazo… Lo que quiero decir es que aunque es cierto que la causa de la motivación puede ser externa, la misma siempre proviene desde el interior, pues no todo lo externo nos motiva a todos por igual. ¿no?.
Igualmente es un placer debatir contigo.
SM
Supongo que para eso están (o deberÃan haber) las investigaciones con cara y ojos, no?
Y de rollazo nada, SM, en todo caso gracias, pues este espacio esta para esto 😉