En pleno mes de agosto, encontramos la web repleta de viajes preciosos y experiencias maravillosas.
Pero hay mucha gente que no sale fuera aunque tenga vacaciones; es la tendencia de las staycations, al más puro estilo minimalista. Si sueles viajar buscando probar cosas nuevas, conectar con la naturaleza, interactuar con otras culturas, mejorar tu vida o reflexionar profundamente, piensa que todo eso puedes conseguirlo de forma muy efectiva sin recorrer tantos kilómetros.
Asà de sugerente es el nuevo sharismo sincronizado que compartimos con Yoriento y que en su versión nos preguntamos: ¿Es productivo viajar? Vamos a encontrar algunas claves en la traducción de un artÃculo de Penélope Trunk, a quien no le gusta viajar pero consigue todos sus beneficios de otras formas:
4 motivos por los que viajar es una pérdida de tiempo
Por Penélope Trunk
Cada dÃa siento más amargura por viajar. Siempre me ha disgustado. Cuando era una niña mis padres nos llevaron por toda Europa y Caribe, y realmente me agotó. Ahora que soy adulta, puedo articular mejor por qué creo que viajar es una pérdida de tiempo. Aquà hay cuatro motivos por los cuales pienso que los beneficios de viajar son altamente ilusorios:
1. Hay otras formas más efectivas de probar cosas nuevas.Si bien es cierto que aprender y expandir nuestra experiencia es importante, hacerlo una sola vez es bastante distinto a integrar regularmente algo nuevo en nuestra vida. Representa un riesgo muy pequeño probar algo durante una semana. ¿Qué tendrá más impacto en nuestra vida: ir a Ãfrica durante una semana y ver la fauna silvestre y la vida en la jungla, o remodelar la agenda semanal para poder caminar por el Parque Natural local una vez por semana? Tendrás una mayor conexión con el Parque Natural que con la jungla, y tendrás una percepción más profunda de cómo crece y cambia y cómo respondes tú. Asà que si esperas que viajar cambie como ves el mundo, hacer algo cada semana para ver el mundo de forma distinta tendrá más impacto que hacerlo una sola vez, siete dÃas seguidos.
2. Las diferencias culturales son superficiales. Las diferencias económicas marcan.
No te engañes diciendo que viajas para aprender sobre culturas diferentes. Porque no aprendes necesariamente de la gente en otras culturas. Y no necesitas salir de USA para encontrar culturas distintas a la tuya.
Frans Johansson escribe sobre diversidad, y dice que la raza ya no es un indicador de diversidad—el contexto lo es. Y los contextos más variados se dan en la disparidad económica. Asà que una persona blanca rica y una persona blanca pobre son más diferentes que una persona blanca rica y una persona negra rica.Pienso que esto también es cierto entre culturas. Tuve una compañera de Sudáfrica en el instituto. Pero exactamente como yo: rica, blanca, judÃa. Pero cuando vivà en una granja francesa un verano, la gran diferencia entre yo y la familia rural no era que ellos fuesen franceses. Era que ellos estaban viviendo en una granja. Lo sé porque cuando vieron que era infeliz, me enviaron a vivir con sus primos en Lyon—una gran ciudad en Francia—y los primos eran como yo.3. Las personas que están encantadas con su vida no se van.
Imagina que te entuasiasmara levantarte cada dÃa porque tuvieses una vida estructurada de tal forma que cada dÃa consintiese en hacer lo que siempre has soñado hacer. Y estuvieses enamorada de tu novio, y de tu trabajo, y de tu nuevo hadstand de yoga. Lo adoras todo—imagÃnatelo. ¿QuerrÃas irte y dejarlo durante 2 semanas? ¿Qué sentido tendrÃa? Te divertirÃas más en casa que fuera. Asà que en lugar de viajar a donde sea, ¿qué tal si averiguas qué te gustarÃa hacer con tu tiempo, y hacerlo? En el dÃa-a-dÃa real de tu vida.
4. Un viaje no es el momento de reflexionar profundamente.Las personas que necesitan escapar para poder pensar profundamente, en realidad necesitan incorporarlo a su vida diaria. ¿Qué tal si buscamos tiempo para pensar profundamente cada pocos dÃas? Sam Anderson sugiere en su artÃculo del New York magazine que la meditación es tan importante que las personas comenzarán a dedicarle tiempo de la misma forma que ara lo hacemos con el ejercicio fÃsico. Asà que la necesidad de viajar que sientes podrÃa ser en realidad una necesidad de dame-espacio-para-la-cabeza, y si piensas que sólo lo necesitarás un par de semanas, te equivocas. Necesitas tiempo para pensar cada dÃa. Rehaz tus dÃas para hace honor a esta necesidad, en lugar de salir corriendo durante lo que sólo puede se un respiro temporal.
Intuyo que las cosas que intentáis conseguir cuando viajáis son por regla general cosas que podrÃais conseguir de forma más profunda si quedándoos en casa hicieses cambios en vuestra vida en lugar de salir corriendo. La rutina y la práctica son claves para dar un significado más profundo a vuestra vida. Naturalmente que romper con la rutina es importante para obtener perspectiva. Pero ciertamente no necesitáis viajar a otro paÃs. Hay muchas cosas nuevas en el que nos encontramos ahora. Sólo hay que mirar más detenidamente.
A pesar de que a Penélope no le guste viajar, creo que tras leer su post resulta evidente que en su caso no fue una pérdida de tiempo. Intentaré explicarlo con una anécdota, una experiencia personal.
Cuando yo nacÃ, buena parte de mi familia estaba en Suiza. De hecho, yo nacà en Ginebra aunque a los dos años nos vinimos a vivir aquÃ. Desde entonces, mi primera visita fue a los ocho años, en que acompañé a mi abuela en uno de sus viajes.
Llevábamos allà un par de semanas cuando un dÃa mi abuela me pidió que fuese a un centro comercial a comprarle las cuatro cosas concretas que solÃa comprar ella. Como siempre era lo mismo, yo ya sabÃa lo que era exactamente y dónde lo tenÃa que comprar: las bebidas en una bodeguita y lo demás en el súper (estaban las dos cosas juntas, una al lado de la otra dentro del centro comercial). HabÃan muhas cajeras, casi todas extranjeras y siempre habÃa alguna española… siempre menos ese dÃa, porque las cosas pasan asà 🙂
En la bodeguita ningún problema. Pero en el súper me iban a cobrar las bebidas que ya habÃa pagado en la bodeguita. Y yo no hablaba ningún idioma, y ninguna cajera, ni ningún cliente, nadie hablaba español. Y yo pequeñita y sola.
Regresé con todo aclarado y bien, pero muy contrariada. Y por mucho que mi abuela intentase hacerme ver que podÃa ir a cualquier sitio porque vio que sabÃa hacerme entender, sólo consiguió que me enfadase más y prometà que cuando volviese hablarÃa francés.
Todo lo que sé de francés lo aprendà en clase en Tortosa, pero siempre he creÃdo que mi anécdota con la abuela tuvo mucho que ver en que realmente lo aprovechara como lo hice. Aunque me enfadé con mi abuela y me disgusté, en realidad su impacto sobre mà fue muy positivo valorándolo al cabo del tiempo.
De este modo, al leer el post de Penélope con los viajes que hizo de pequeña y su punto de vista actual, veo a alguien que no sólo estuvo en contacto con la naturaleza sino que aprendió a conectar con ella; en contacto con diferentes culturas ha sabido comprender todo lo que nos une profundamente en la diversidad; la importancia de incorporar en la vida lo que nos gusta hacer, más allá de la diversión esporádica; y la necesidad de reflexionar mucho más de lo que solemos hacerlo.
Yo dirÃa que no fue una pérdida de tiempo.
Como ya te dije, deliciosa historia y gran anécdota sobre lo importante que son las experiencias en la infancia, en este caso para muy bien, a la vista están los resultados 🙂
Supongo que si son intensas serán importantes siempre, pero en la infancia ejercerán influencia toda la vida, no? 🙂 Muchas gracias por el sharismo, que esta vez me ha hecho reflexionar mucho 🙂 Un abrazo
Original término: Staycations… Me gusta 😉
SÃ, coincido, descubrà el término con el artÃculo que enlazo en pdf, pero después he visto que tiene incluso su artÃculo en la wikipedia: Staycation, con bastantes referencias. Gracias por pasar 🙂
Carme:
He llegado a tu post a traves de @Yoriento. En el suyo comparti mis reflexiones al respecto, pero despues he venido aqui a leerme con mas detenimiento tu post. ¡¡me ha encanta’o!!! Agradezco mucho que escribas de esto, y que nos invites a reflexionar.
En @Yoriento, como te he dicho, ya avancé algunas de mis opiniones, aunque ahora me gustarÃa matizarlas, una vez que he leÃdo con mas detenimiento el texto de Penelope.
Estoy de acuerdo con varios puntos, pero sigo pensando que la «migracion creativa» es enriquecedora como complemento. No se trata de sustituir, sino de construir un coctel diverso. Si bien es cierto que experiencias novedosas se pueden vivir sin hacer tantos kms (en ese sentido rescato con mayusculas la tesis de Penelope), los viajes sà que aportan algo diferencial. No busques paz, ni serenidad en los viajes… pero un puntillo de diversidad y de extrañeza, de ruptura, sà que lo aportan los kms que trascienden culturas… La practica de lo que llamo el «turismo de microscopio» (no me gusta «turismo», quizas mejor «exploracion»), es decir, hurgar en los espacios cercanos y diminutos del dia a dia que desconocemos, solo acercando el zoom dentro de nuestro territorio geográfico vital, es un consejo sano (y por cierto, muy recomendable para el bolsillo), pero no deberÃamos jamas quedarnos ahi. Creo que se puede (y se debe) combinar… Gracias por la reflexión, Carme… la he disfrutado mucho…
Amalio, bienvenido y muy agradecida por el comentario.
¡Qué acertado esto de que se puede (y se debe) combinar. Creo que es algo que podemos afirmar de forma general a pesar de la complejidad (variedad de tipologÃas de viajes y de experiencias personales). Si lo pensamos, en qué consiste el «enriquecimiento» que nos proporciona el viaje si no tiene alguna incidencia en nuestro dÃa a dÃa? ¿No puede ser un buen modo de valorarlo?
Viajar implica desplazarnos de nuestro estado de confort, sacarnos de nuestros contextos conocidos, estar fuera de control para forzarnos a incrementar nuestro estado atencional. Entiendo que es justamente ahà donde disponemos de mayor predisposición para el aprendizaje.
Desde esta perspectiva el viaje no es necesario, si se pretende encontrar contextos no-cotidiandos. Quizá tan solo sea necesario modificar ciertos hábitos. La incertidumbre la podemos encontrar siendo conscientes de que es necesario perder el control absoluto de vez en cuando.
Me ha encantado el artÃculo… y bonita imagen ;-P
Apasionante debate, sin duda¡ 🙂 No veo el tiempo suficiente para charlar con cada uno de vosotros/as por separado, aunque me da que la mayorÃa coincidÃs en los argumentos, más o menos, no?
Os habéis centrado en apostar por la bondad del viajar, asà que empezaré recordando lo que escribà en el post. No planteaba el debate alrededor del asunto viajar sÃ-no. SerÃa tan absurdo proponer no viajar como hacerlo con no jugar, no leer o no relacionarse. Forma parte inevitable de la propia vida, no.
Pero lo que si planteé en el post fue conocer las razones, los motivos, por lo que cada uno viaja, como una metáfora más sobre las elecciones que tomamos para vivir mejor. Hacer el petate y coger el coche, el avión o lo que sea, no deja de ser un comportamiento que tiene su explicación, y sus consecuencias, en cada caso.
Penélope lo que afirma es que no todo es tan positivo en la conducta de viajar, que hay mucho de frases y de posturas hechas ante ese hábito, y que no conocemos tan bien como creemos los motivos por los que viajamos, aunque los expresemos con tanta seguridad en la mayorÃa de los casos.
Creo que no critica tanto el viajar en sà como el ajuste que damos a este aspecto en nuestras vidas, y que las vacaciones en sÃ, que incluyen en muchas ocasiones el desplazamiento a otros lugares, son en ocasiones un escape de un dÃa a dÃa y de un estilo de vida que no nos gusta.
A mà también me gusta viajar, pero la cuestión que se plantea es hasta qué punto los viajes que hago y mi estilo de viajar (y de vivir, cómo separarlos) son buenos para mÃ. Todos hemos podido observar que muchas personas disfrutan mucho menos de lo que expresan de sus estancias vacacionales, e incluso podrÃamos admitir que cuando contamos nuestros viajes parecen mucho más interesantes de lo que realmente fueron.
En esto de viajar el componente social es muy importante, y en parte nuestras experiencias viajeras y nuestros estilos vacacionales son consecuencia de presiones culturales y publicitarias y no tanto de decisiones ajustadas a nuestras vidas y lo que queremos hacer con ellas. Por lo tanto, viajar sÃ, claro, pero como una opción no como una obligación relacionada con “el que no viaja no vacaciona realmente.”
Muchas personas disfrutan, disfrutamos, de nuestros viajes y de nuestros dÃas laborables razonablemente, o al menos somos conscientes de la importancia de encontrar un equilibrio. Como decÃa en el articulo, en algunos casos será buena idea dedicar parte del tiempo que invertimos en “descansar†de una vida que no nos gusta, a otra tarea más fructÃfera: construir una vida que nos guste más.
Viajar sÃ, claro, pero como todo, hay que ir viendo si lo disfrutamos tanto como creemos y como decimos, y hay que ver si no disfrutamos lo suficiente de esas pequeñas cosas que tenemos más accesibles. Casi todo el mundo acepta el minimalismo y las actitudes zen con mucho entusiasmo. Pues hay que valorar hasta qué punto determinados viajes y determinadas formas de viajar simplifican o estresan.
Hala, que voy a hacer las maletas, que me piro a Madrid el finde¡ 😉
This comment was originally posted on Yoriento
@ Nacho, muy buen apunte sobre el cambio atencional. Está claro que no hay nada imprescindible, viajar tampoco lo es, pero no deja de ser un muy buen modo (aunque no el único) de conseguirlo.
Ya sabÃa yo que te iba a gustar la imagen 😀 ¡¡Gracias!!